UN SINSENTIDO LAMENTABLE

por José Luis Cebrián


"Si tu aventura tiene un precio, entonces es que es una mierda". Esas palabras citaba Emilio Martínez en su opinión de hace poco, en la que venía a comentarnos sus penas y desgracias, lo difícil que es conseguir colaboración sin pagar por ella, y lo imposible que es hacer una aventura (bueno, al menos sus gráficos) sin recibir dinero a cambio. Olvidó comentar Emix que esas palabras, que no citaba correctamente, eran mías y que las había sacado de contexto, cosa que me molesta enormemente: sobre todo teniendo en cuenta que ese contexto era un artículo de guasa que nadie debería tomarse en serio. Pero bueno, todos somos libres de dar nuestra opinión, así que ahora yo voy a dar la mía, pero esta vez sin paridas de por medio.

Me parece muy bien que alguien se compre un scanner o decida pagar a un grafista para que trabaje para él. También podría contratar a un par de programadores y a un escritor de paso, y luego darse un paseo por Erbe o por Friendware. Los estantes de las tiendas están llenos de cajas por algún motivo. Oops, situación equivocada. Que alguien me corrija si me equivoco, pero es bastante difícil encontrar una aventura conversacional en una tienda. No señor, éste no es un mundo comercial, es un mercado homegrown, compuesto por cuatro gatos y menguando cada día. ¿Qué pasa si pones una aventura a la venta? Menos gente la jugará. Poco a poco, menos gente jugará aventuras en general. Y tras algún tiempo, no quedará nadie para comprarte la siguiente. C'est la Vie.

Sinceramente, creo que los nefastos efectos de poner una aventura a la venta ya se han visto demostrados tras el enorme fracaso de la venta por correo de aventuras en España, quizá uno de los motivos que han conducido a este mundillo al borde del abismo. De todas formas, dice Emix que tuvo la OBLIGACIÓN de ponerla a la venta. Por culpa de los gráficos. Así es, toda la culpa es de los gráficos. Escribir un texto o una aventura no vale dinero. Pero decorarla sí... Así que, automáticamente, ponerle precio a la aventura resulta que es imprescindible para poder hacerla. Diablos. En las aventuras de texto el gráfico es puro decorado, un pingajo muerto en un lado de la pantalla, más estático que el palo de una silla. Y eso es JUSTO lo que debe ser: el juego está en el texto, con el texto se indican las acciones a realizar y en el texto aparece el resultado. Sacrificar la legibilidad de un texto para poder hacer más bonita esa inutilidad en pantalla es un sinsentido lamentable, y sin embargo lo veo contínuamente. Pero limitar la cantidad de gente a la que llega la aventura, obligar al resto a pagar dinero por ella, y encima poner un granito de arena más sobre la descomunal piedra que pesa ya sobre la aventura..., todo ello, sólo por los gráficos... Es INCALIFICABLE. Si no puedes incluir gráficos a tu aventura sin pagar por ellos, ¡no se los pongas! Las mejores aventuras inglesas que he jugado no tenían gráfico alguno y habían sido escritas hace pocos meses. Si lo que quieres es una aventura gráfica, me parece que no estamos hablando del mismo tema.

Quizá mi problema es que veo la aventura de texto como una forma de arte por explotar. Llevo años esperando a alguien que haga una aventura porque lo encuentre una forma de expresión en la que puede dejar la huella de sí mismo. Quisiera ver al autor que escribe una aventura como un relato, como un libro, y no como una colección de puzzles, situaciones, chistes y gráficos para divertir al personal. Cada vez que alguien trata de vender una aventura, sé que allí va uno más que no entiende la aventura como yo la entiendo: como algo que realmente no tiene precio, como algo cuya mayor aspiración es viajar de mente en mente y formar parte de la vida de los demás de la misma forma que forma parte de quien la ha realizado. Si yo fuera capaz de realizar una obra de arte, la distriburía a diestro y siniestro en espera de que el máximo número posible de gente la conociese y la apreciara (a no ser que tuviera que vivir de ella, que tampoco es el caso). Opino que la gente que pone precio a sus aventuras, sin importarle el riesgo de que no la vean más de cuatro gatos, necesita potentes dosis de ambición porque está valorando muy bajo sus posibilidades.

Me gusta el software libre, libre tanto de precio como de trabas para su uso y disfrute por cualquier ser humano, y detesto los recortes, los intercambios y la frase "mándame 1000 pesetas a la otra punta del mundo y quizá te envíe mi programa". La gente que piensa que es necesario cobrar por un software realizado como hobby, o cree que un programa es mejor por tener un precio, debería desenterrar su cabeza de debajo de la arena porque hay todo un mundo ahí fuera.

En fin. Es sólo mi opinión. Hasta la próxima.

-- José Luis Cebrián


[Sumario de SQ]